Un “Perrete” pasando por Valladolid

22 de marzo de 2018. Se ha terminado así, con Francisco Escudero, el “Perrete”, el ciclo de conciertos de Flamenco en Ruta. Iniciativa llevada a cabo por AIE (Sociedad de Artistas Intérpretes o Ejecutantes) junto a la colaboración de la universidad de Valladolid (entre otras), con el fin de dar a conocer al público los nuevos jóvenes artistas flamencos a través de conciertos y recitales en algunas ciudades como Madrid, Palencia, Valladolid.


Francisco Escudero, cantante de la promoción de 1992, cuenta ya con 13 premios de cante flamenco, entre los cuales destaca el premio nacional de cante de trilla en 2016. Nacido en Lanzarote por circunstancias familiares, se traslada pronto a Badajoz, Extremadura, donde deja su corazón. Relacionado siempre con la figura de Antonio Silva Giles “El Peregrino”, de quien aprende el arte del flamenco, recibe la beca flamenca “Porrina de Badajoz” en 2010 y amplia sus conocimientos al año siguiente en la Fundación Cristina Heeren de Arte Flamenco. Empieza su carrera cantando para bailarines, entre los cuales destaca Rafael Campallo. Editó su primer disco “Quiso Dios” en 2017. 
Sin duda, se hace notar por su voz dulce y rápida y por su extrema expresividad. Él mismo en una entrevista explica el porqué de su sobrenombre: "Hace años me decían mis amigos, mis conocidos… que mira que yo era sosegado y tranquilo. Antes de un concierto me puedes ver ensayando medio tumbado en la silla. Y qué perro eres y qué tal o cual… pero es que no, es que iba en serio. Total, que cuando me hizo falta un nombre artístico, ya lo tenía, me lo habían puesto ellos. Rotundamente, “El Perrete”".




El concierto tuve lugar en la facultad de derecho de Valladolid y aunque no fuera un teatro, la acústica era muy buena. El público, en cola desde las 19 para coger el mejor asiento, destacaba por la ausencia de jóvenes. Sin embargo, los asistentes fueron un público muy activo y participativo. No faltaron exclamaciones como “Mejor que el Prado” juntos a gritos de “Olé”. 

Nos esperaba en la sala una música muy relajante, 5 minutos y se apagan las luces. El público, ruidoso, a pesar del oscuro, se quieta a la entrada del intérprete acompañado por sus músicos. El guitarrista (José Losada) y el cajonero (Jonny Losada) se sientan mientras él se queda de pie regalándonos un inicio de sola voz con una toná. Una interpretación que, considerados también los dos móviles que empezaron a sonar uno después del otro durante la pieza (a solo 5 segundos del comienzo), quedó perfecta e increíble con una voz ligera y al mismo tiempo rápida. Sigue la abertura a capella, una granaína con abandolao, en la que se destaca una gran interpretación expresiva vocal junto a la gestualidad de las manos. Después una solea, buen dialogo entre cantante y el acompañamiento del cajón, Francisco también acompaña su voz como palmero. “Cuando hay fática se puede sacar el cante”, es así como “el Perrete” introduce su quinta pieza, una seguiriya. ¡El palo más emocionante de todo el concierto! El cantante sentado en su silla estaba dentro de su seguiriya con todo el cuerpo y el alma; parecía tener convulsiones de cómo se movía, hasta abrir el pecho mirando el cielo, aferrando los pies de la silla como para no caerse. Termina este momento magnifico así: “Cuando uno está mal, tendría que poner una seguiriya. Hecha un poco de llanto y después se ve todo diferente”. Sigue el concierto con los cantos de levante, todo mucho más suave, hasta que muchos al alrededor se quedaron durmiendo un ratito. “Primita mía, Manuel Molina, esta Triana”, estas las palabras que más se destacan de la siguiente bulerías, probablemente dedicada al gran guitarrista, cantaor y compositor españolo Manuel Molina Jiménez. El concierto termina con el demandado (por el público) fandango. El Perrete lo interpreta magníficamente poniéndose de pie y cantando sin micrófono delante de su público que lo exhortaba con sus “OLE”. El público todavía no está contento, y pide más. Así que el Perrete se despide con otro fandango de su amada tierra Extremadura. Fue un buen concierto y bien realizado lo que cerró la ruta del flamenco. El público contento y satisfecho espera Francisco a la salida de la sala, donde vendió su CD y se hizo fotos y firmo autógrafos a sus fans.




Sin duda, lo que más sorprende, además de la preciosa voz, es el amor de este joven por su tierra extremeña y por su arte, en palabras de su querido fandango: “Si digo tierra, digo Extremadura, si digo, arte digo flamenco”. 

Valeyna

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