Noche del domingo 15 de marzo en el
sofá de muchas casas del país y un fondo promocional de dudoso gusto da paso al
plano fijo de una pequeña sala de los estudios Art House de Miami que nos iba a acompañar durante casi todo
el concierto. Dos banquetas, dos vasos de ¿café, té, Menta-poleo, agua? y unas
gafas graduadas que darían mucho juego en una mesa que separa a Alejandro Sanz
y Juanes bromeando en primer plano sin saber muy bien si están en directo o no,
vamos bien. Y digo vamos bien porque eso es justo lo que querían, a buen seguro,
muchos de los numerosos espectadores que se unieron al directo desde diferentes
partes del mundo: algo casero, de andar por casa, un poco de empatía, a ver si
está uno encerrado para que le restrieguen lo bien que vive otro.
Pues eso, que ni rastro aquí de
grandes pantallas led, luces estroboscópicas, grandes coristas que en ocasiones
están más presentes que el propio cantante, arreglos grandilocuentes con mucha
presencia de metales, pianos de cola tuneados con algún
que otro grafiti, formas geométricas de colorines que copan la profundidad de
escenario al que acostumbra a subirse, ambiente bailable, nada de eso. Los
ritmos neolatinos, el funk, los rapeados, o una especie de imagen renovada que
incluye tanto lo ya mencionado como el nuevo vestuario de Sanz y sus músicos son
la constante en La Gira, con la que el cantante está recorriendo el
mundo y en la que nos presenta un disco, El Disco se dice él mismo, que
busca decididamente ampliar más todavía el abanico estilístico, sin olvidarse
de su mirada clásica de baladista, ni de la raíz flamenca que le caracteriza.
Tampoco hubo nada de eso, y menos mal. Ese fue el gran acierto de la propuesta,
encontrarse con el artista sin artificios, si para algo está sirviendo la
situación provocada por el COVID-19 es para humanizarnos un poco más, y no
están quedando al margen numerosos grupos que están aprovechando la ocasión
para mostrar una cara mucho más amable de lo habitual.
Si todo lo anterior no te parecía tan novedoso, agárrate
que vienen curvas, Alejandro comienza el directo
presentando a los músicos antes de empezar a tocar y sin que estos estén
interpretando durante la presentación una especie de base machacona que a veces
tiene el mismo interés que la música que acompaña a los anuncios de la
teletienda, ¿a quién se le ocurre? Pues eso, que muchas gracias por poner en
valor el trabajo de los grandes músicos que acompañaron a ambos cantantes: JulioReyes, teclado, Gonzalo Rubalcaba, piano, Guillermo Vadalá, bajo, Frank Reyes,
percusión, Juan Pablo Daza, guitarra, y Ela Taubert, que cantaría con el
cantante hacia el final del concierto. Una banda que, dicho sea de paso, sería lo
mejor de la noche. Para colmo, el cantante se apuntó otro tanto al prescindir
de esos muchas veces insulsos popurrís que abundan cada vez más en los directos
y que se han convertido, en muchos casos, en una casi absurda sucesión de
canciones a modo de pastiche, un quiero y no puedo vamos, ¡qué manía de
ventilarse los grandes éxitos en segundos! Además de ahorrarnos ese disgusto, seguro que
algún fan incondicional agradeció escuchar esos éxitos que ya no suelen sonar
en sus directos; “Viviendo deprisa”, tema no incluido en La Gira, formó
parte del repertorio.
Y así comenzó el concierto, sin rastro tampoco
de introducciones instrumentales exageradas y con gran delicadeza por parte de
Rubalcaba al piano. Toda una declaración de intenciones las versiones elegidas
para comenzar y cerrar el concierto, de “Contigo” (1996) de Sabina a “Burbujas
de amor” de Juan Luis Guerra (1990), que salgan de sus casas los nostálgicos
que hay guateque. Pues eso, que para gustos lo del repertorio escogido, pero
sería injusto criticar cómo sonó “Contigo”, íntima, sencilla, sin artificios y
con un tinte diferente al habitual gracias al piano de Rubalcaba, que se
luciría posteriormente con intervenciones que no dejaron de recordarnos al jazz
afrocubano. Las sonrisas cómplices de los allí presentes lo decían todo, ¡por
fin no dependían de nada más que de la música! Y al acabar el tema, ¡sorpresa!,
volvemos a presentar a los músicos, por si no te había quedado claro quiénes
son. Con “Burbujas de amor”, la otra de las versiones remember de la
noche, y si eres de los que soporta la letra, se nos presentó un fin de fiesta
que rompió un poco con cierta monotonía gracias a los bongós y a cambios de
registro en las guitarras.
Entre
medias de ambas versiones, hubo tiempo para no pocas bromas entre todos ellos y
para repasar algunos grandes éxitos de ambos cantantes, como si de un partido
de tenis se tratase, la pelota iba pasando de uno a otro, algo similar a lo
ocurrido en el último halftime show de la Super Bowl pero sin fuegos
artificiales ni alharacas, toda una fiesta de la música latina, vaya... “El
trato”, “Mi persona favorita”, “Viviendo deprisa” y “Corazón partío” fueron las
bazas de Alejandro, mientras que Juanes optó por “Para tu amor”, “Es por ti”,
“A Dios le pido” y “La camisa negra”. Especialmente interesante resultó “Mi
persona favorita” gracias a la entrada en juego de la jovencísima cantautora
colombiana Ela Taubert, que acompañó a Sanz durante el dueto de forma muy
delicada y con gran personalidad.
Lo dicho, agradecimiento
generalizado por parte de los millones de personas en todo el mundo a los que
el vídeo ya ha amenizado un poco la encerrona, por la intención y por los
buenos deseos en unos días en los que todos parecemos un poco más humanos. Si
quieres más Alejandro Sanz, La Gira aterriza el 20 de junio en el Nuevo Estadio José Zorrilla en un concierto que parece llamada a ser una de las
grandes citas musicales del año en la ciudad. Pero eso será otra cosa, bailable,
callejera, en consonancia con una renovación en la música latina que pone en la
cresta de la ola a artistas que poco tienen ya que ver con baladistas clásicos
que siempre hemos estado acostumbrados a ver; es momento de ¿actualizarse?, ya
saben...
Pablo Nicolás
Fuente imágenes: 40 Principales, El Rescate Musical, Xlrestudio.
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