El epitafio musical de Leonard Cohen: Su álbum “You want it Darker” ya anunciaba su último adiós



“You Want It Darker” es el decimocuarto y último álbum de estudio de Leonard Cohen, que se publicó el con motivo del 82 cumpleaños del cantautor canadiense. Se trata de un álbum conceptual que contiene nueve canciones que muestran a un Cohen más íntimo y espiritual. Y es que supongo que cuando uno siente la muerte acechando las reflexiones sobre lo divino tienden a inundar tu creatividad. Las letras del álbum se cargan de metáforas religiosas entre el judaísmo y el cristianismo, con referencias a las historias de sus textos sagrados y a la figura de Dios que comparten ambas religiones. Un Dios con el que parece establecer un diálogo sin respuesta. Y da igual que no seas religioso Cohend es el tipo de artista que podría hacer creer a un ateo. Un álbum en el que desde los arreglos, pasando por la voz, hasta la portada nos conducen a adentrarnos en la oscuridad y profundidad de las reflexiones existenciales de la vida y con ella la muerte. 


La voz de Cohend parece encerrar verdad y sabiduría. Una voz profunda, que recuerdo salir del estudio de mi padre desde pequeña, y que con el paso de los años ha envejecido como el buen vino y se ha vuelto más rota, intensa y grave. En este álbum el timbre de su voz es muy diferente al de canciones como “Lover, Lover, Lover” grabada en 1974. En algunas de sus últimas entrevistas Cohend afirmó que ya no podía cantar bien, y tampoco nunca se ha destacado exactamente por ser un gran cantante. Pero, sinceramente, es uno de los mejores vocalistas de todos los tiempos, si no el mejor. Podría escuchar su voz durante horas y horas por un micrófono y no me cansaría. Su voz no se eleva, gruñe en su lugar. Y eso es tan hermoso, musicalmente, como cualquier otra cosa. A veces no deseamos voces más suaves y “más bonitas” sino todo lo contrario. 

En su primer sencillo –titulado como el propio álbum- ya comenzamos a apreciar el exquisito trabajo de producción del disco. 



Un trabajo sutil y preciso, de manos de su hijo Adam Cohen, sin grandes excentricidades sonoras que distraigan de lo importante: el qué se cuenta y el cómo se cuenta. El primer tema comienza con un coro sintetizado al que se le añade un loop rítmico que acompaña a la voz rota de Cohen durante toda la canción. En las primeras estrofas la letra parece desafiar a un Dios poco piadoso, pero esto cambia en el estribillo cuando al coro, que entona una escala cromática descendente, se le suma la voz de Cohen para cantar a la vez “Hineni, Hineni”. Un grito de devoción hebrea que significa “aquí estoy” un concepto que la Thorá explica como la preparación del ser humano para lo impredecible, seguido de un “I´m ready my Lord” que logrará que se te pongan los pelos de punta. El final se comienza a intuir con una voz que desvaneciéndose entona juegos melismáticos con la palabra Hineni hasta apagarse. 

Este primer tema del álbum ha sido el más comercializado, y se ha escuchado en la serie británica Peaky Blinder y en el juego de ordenador Assising Creed. 




En camino continua con “treaty” una precios vals donde la cuerda y el piano entran en escena. El tema comienza poniendo en valor el poder de Dios y deseando la posibilidad de un trato “I wish there was a treaty, I wish there was a treaty between your love and mine”. Arpegios en el piano son el comienzo de “On the Level” que nos habla de la tentación, del bien y del mal y que contrasta con “Leaving the table” sobre un vals cálido, lento y mínimo. Los que conocéis a Cohen sabéis que siempre le han gustado los Vals (“Take this waltz”, “Dance with me to the end of love”) pero, en “If I didn´t have you love” manifiesta su miedo de tener que bailar solo. Y comienza su viaje en “Traveling light”, donde uno de sus característicos y energéticos coros femeninos acompañados de una mandolina le dan paso para que anuncie su inminente viaje. En esta ocasión parece que le canta a alguien pero lejos han quedado los temas dedicados a sus amantes como “So long Marianne” o “Chelsea Hotel” donde le cantaba a la famosa Janis Joplin. El último tema “Steer you way” presenta un ostinato en las cuerdas y un loop acompañan nuevamente a Cohen con un ritmo más dinámico, y con una letra que habla sobra la necesidad de creer mental y espiritualmente en el camino y sobre la necesidad de redimirse. 

Y finalmente el String reapese el conjunto de cuerdas nos hace pensar que ha llegado a su destino, donde Cohen recita unos versos que cierran el disco a modo de epitafio. 

I wish there was a treaty we could sign 
It's over now, the water and the wine 
We were broken then but now we're borderline 
And I wish there was a treaty 
I wish there was a treaty between your love and mine 

A lo largo de su carrera también escribió novela y poemas, por la que fue reconocido y recibió numerosos premios, como el premio Príncipe de Asturias de Poesía, donde nos regaló un emotivo discurso y expresó su gratitud al pueblo español y a la poesía de Lorca que le ayudó a encontrar su propia voz. Incluso muchos consideran que debería haber ganado el novel de poesía. 


En la rueda de prensa del lanzamiento y ante el claro carácter de despedida del álbum, los periodistas le preguntaron si estaba preparado para morir como había afirmado en otras ocasiones, a lo que Cohend respondió “Me gusta dramatizar de vez en cuanto pero pienso vivir para siempre”. Semanas después murió en Los Ángeles el 7 de Noviembre de 2016. 

Marta Martínez



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