Diálogo sobre Jackson C. Frank.

      Hubo en 1965 un álbum de folk imbuído en melancolía que cambiaría el curso de la música folk estadounidense. El disco homónimo del joven cantautor Jackson C. Frank sería fuente de inspiración de grandes figuras de la música folk como Nick Drake, Bert Jansch o Simon & Garfunkel. Pero esta es una historia triste, como otras tantas de la música folk, que termina por desvanecerse en el viento.

Jackson C. Frank



      La historia de Frank comienza en 1943, en Búfalo. Hijo de una pareja que quedó fraguada por el abandono del padre, el apellido Frank lo tomaría de su padrastro. Los sucesos que llevarían a Jackson C. Frank a la música serían dramáticos. Frank, con 11 años, sobrevivió al incendio de su colegio, el Cleveland Hill Elementary School, con graves heridas y quemaduras. El fuego había devorado a 15 niños. Es en la recuperación cuando se le obsequió una guitarra para hacer que la rehabilitación fuese más llevadera. Tras todo esto, su cuerpo quedaría repleto de cicatrices.

Víctimas del incendio. Frank es el número 16

      El flujo del tiempo no se detuvo. La vida siguió su curso. Frank siguió tocando y estudió derecho hasta que, con 21 años, recibió una nueva noticia. Debido al incendio del pasado, recibió la suma de 110000$, los cuales utilizaría para partir a Londres, el centro musical del momento. El Queen Elizabeth surcó el mar a primeros de 1965. Una vez en Londres, Frank se involucró en la escena folk londinense en la que resonaban nombres como Joan Baez o Paul Simon. Frecuentaba el Soho, en especial el local Les Cousins, y, entre humo y alcohol ilícito, conoció a Paul Simon, quien produciría su álbum.

      En la grabación del disco, en julio de 1965, también se encontraban Al Stewart y Art Garfunkel. Según narran, fue una grabación curiosa. Jackson pidió un biombo en el que se ocultaba para cantar y tocar las canciones. Cuando Paul Simon declaraba el inicio de la grabación era seguido del silencio. Y, tras un par de minutos, la música sonaba y la magia comenzaba. En 6 horas el álbum estaba completo.

Portada del álbum

    Jackson C. Frank es una obra maestra humilde, sensitiva, honesta y melancólica, pero, definitivamente humana. El disco abre con “Blues Run the Game”, canción escrita en su viaje en barco a Londres. Sobre esta canción, Bert Jansch dijo que cambió el curso del folk para todo el que la escuchó. La música de Frank se encuentra a medio camino entre el folk y el blues (recuerda directamente al gran “Skip” James). El otoño nos deja y la bruma empieza. He aquí una de mis canciones favoritas, la primera de la segunda cara, “Milk and Honey”. Una pieza de profundo lirismo y una triste belleza. Es sin duda la segunda cara de este disco mi favorita. Todas sus canciones tienen un gran impacto: los arpegios rítmicos de “My Name is Carnival”; “Just Like Anything” hablando sobre la música y pensamientos del autor; y, al final del álbum, el cierre con la canción de amor “You Never Wanted Me”. Pero, he dejado una canción para hablar aparte, la canción más especial del álbum en mi opinión, “Dialogue”, también conocida como “I Want to Be Alone”. El lirismo, el sentimiento honesto que desborda, un sentimiento indescriptible, la hacen una canción inolvidable.

“I want to be alone
I need to touch each stone
Face the grave that I have grown
I want to be alone”

      Pero no estamos ante una historia de éxito. Las copias del álbum adquirieron polvo en los estantes de las tiendas, el disco fue poco publicitado y, además, Jackson no daba casi conciertos (y mucho menos multitudinarios). La obra de Frank se sumió en el olvido para la mayoría. El tiempo volvió a pasar. Frank se casó con la modelo Elaine Sedgwick y, tras haber gastado una gran cantidad de dinero, regresó a los Estados Unidos, donde tuvo dos hijos, un varón y una niña. El hijo murió de fibrosis quística. Sumido en la depresión y en medio de un divorcio, Jackson C. Frank volvió a Inglaterra para intentarlo de nuevo. No lo consiguió.

    En Londrés, con la mayoría de sus amigos cosechando el éxito, Al Stewart le ayudó consiguiéndole conciertos. En cuanto al nuevo material, Stewart dijo que eran canciones impenetrables de las que no recuerda ni una palabra. Regresó a Estados Unidos. Allí vivió en un cuarto alquilado por un excombatiente de Vietnam llamado Tom Nusbaumer. Tras echarlo por no pagar, le dejó volver para vivir gratis al verle deprimido bajo el viento y la nieve. Tom partió a Nueva York tiempo después y no sabría más de él. Frank volvió a casa de sus padres.

      En 1984, tras ser su madre ingresada en el hospital, Frank partió a Nueva York en busca de una esperanza, encontrar a Paul Simon y que este lo ayudase. Narran que Jackson C. Frank era visto como un loco vagabundo, un hombre al que nadie recordaba (muchos pensaron que incluso había muerto) que decía que era amigo de Simon & Garfunkel y que salió con Sandy Denny. Que grabó y tuvo un contrato con Columbia y que, todos los grandes artistas de folk citados amaban sus canciones. Acabó ingresado en un manicomio para ser tratado de esquizofrenia y, posteriormente, quedó como un sin techo.

      1990. Jim Abbott, un amante de la música folk, descubre en una tienda de vinilos de Woodstock un vinilo de Al Stewart con una dedicatoria: “To Jackson, all the best. Al Stewart”. Por lo visto, Frank se dedicó a vender discos a la tienda, o como decía el dueño de la tienda, lo vendió un vagabundo. Gracias a contactos consiguió encontrar en Nueva York a Jackson C. Frank, pero lo que vio fue un hombre obeso y apenumbrado. Jim Abbott se dedicó a sacarle de la situación. Le consiguió los royalties de sus canciones durante los últimos 25 años, le compró una guitarra y consiguió conciertos. Pero todo eso duró poco, pues en 1999, el día después de su cumpleaños, Jackson C. Frank murió.

Jackson en sus últimos años.

      Tras Jackson C. Frank queda todo un legado, pues, aunque él quedase en el olvido, su música llegó a la gente por otras vías. Múltiples versiones de sus canciones vieron la luz por artistas como Nick Drake (que versionó “Milk and Honey”) que fueron influenciados por su música y que, al ser estos una influencia para la música posterior, transmitieron su legado de manera indirecta.
Daniel H. Hompanera

Álbum en Spotify (remasterizado y ampliado con 5 canciones)


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