El fenómeno Yu-Mex: Cuando Yugoslavia se inundó de mariachis y rancheras.

Hay ocasiones en las que resulta particularmente sobrecogedor cuán sorprendentes pueden llegar a ser ciertos fenómenos según el prisma desde el que se miren. Comprendo que para nosotros, los hispanos, éste en concreto resulte genuinamente chocante. El escritor esloveno Miha Pazzini, un exponente en la investigación sobre el género, llegó incluso a basar su novela “Paloma Negra” en este fenómeno. Para él todo surgió cuando descubrió, en un comercio local, un vinilo en cuya portada aparecía un hombre vestido de mariachi. Se trataba del artista serbio Milic Ljubomir I Paloma. Pronto, el autor comenzó a reparar en que este tipo de discos podían encontrarse en tiendas a lo largo de todos los países de la antigua Yugoslavia. El patrón siempre era el mismo; se trataba de músicos engalanados con falsas vestiduras de mariachi cantando a veces en español, y otras en su idioma natal acerca del amor que sentían hacia Méjico. Fue entonces cuando, movido por su curiosidad decidió investigar sobre el fenómeno.

Lightning Strikes : Music and Whatever Else: V.A.- 101 Meksikanska 1951-2011 - Mexican Music From Yugoslavia - Musica Mexicana de Yugoslavia
Foto: Lightning Strikes : Music and Whatever Else:
V.A.- 101 Meksikanska 1951-2011
El primer disco de Yu-Mex con el que se topó Mazzini. 
Imagen extraída de su web
En el transcurso, dio con una gran cantidad de personas de una cierta edad que atestiguaban haber vivido la explosión de algo que recordaban con gran nostalgia: el llamado género Yu-mex de los años 50 y 60. Los datos obtenidos en las entrevistas a los artistas más importantes le permitieron, no sólo crear un ideario a partir del cual basar su novela, sino que sirvieron de base para su documental “Yu-Mex: Yugoslav Mexico”, cuya consulta es posible en la plataforma Youtube. Según estos, para encontrar la raíz de origen de este curioso fenómeno, debemos remontarnos al año 1948, y no nos remitiremos a la música, sino al cine.

En aquel año el líder yugoslavo Josip Broz Tito decidió romper relaciones con el bloque comunista encabezado por Vissarionovich Stalin. Esto colocó a una Yugoslavia, ya de por si devastada por la guerra, en una posición de aislamiento entre el bando comunista de la URSS y el estadounidense. Con la industria de Hollywood cerrada al mercado Yugoslavo, el gobierno decidió importar cine procedente de México, un país cuyos ideales revolucionarios fueron vistos con buenos ojos.

El cine mexicano no cobraría relevancia en el territorio yugoslavo hasta el año 1950 con el estreno de la película Un Día de Vida del director Emilio Fernández. El film, que apenas había pasado desapercibido en México, se convirtió en toda una revolución en Yugoslavia, hasta tal punto que hay quien aún la recuerda como una de las películas más conocidas de su tiempo. No en vano, algunos autores llegan a incluso a calificarla como la película más taquillera de la historia en el país.
La sinopsis de “Jedan dan zivota” (en serbocroata), narra la historia de un joven soldado que va a ser fusilado durante la revolución Mexicana. La escena clave se produce cuando le cantan “Las Mañanitas” a Juanita, la madre del protagonista, con motivo de su cumpleaños. Desde entonces, paradójicamente se convirtió en costumbre cantar esa canción a las madres en serbo croata en el día de la madre, no en su cumpleaños o en el día de su santo. Aún así, de repente se convirtió en el sueño de toda madre escuchar una dedicatoria en la radio de “Mama Huanita” (que así se llamó) en el día de su cumpleaños. Lo importante es que esta película supuso el pistoletazo de salida para un tipo de cine que se hizo exitoso y que posteriormente engendraría un movimiento musical sin precedentes, abarcando desde finales de esa década hasta finales de la siguiente. 

Djordje Masalovic
"Meksiko"
Imagen extraída de la web de Mazzini

Con el tiempo comenzaron a surgir cantantes yugoslavos que imitaban la estética de los mariachis que aparecían en esas películas, primero cantando sus canciones en español, para pasar después a traducirlas al serbocroata y, en un último estadio, para crear sus propias composiciones en su idioma natal. Con el paso de los años, los intérpretes de yu-mex ni tan siquiera se limitarían a adaptar canciones mexicanas sino que empezarían a tomar canciones de países como Chile o Paraguay. Sencillamente “en Yugoslavia, todo el que hablara español era mexicano”, comentaba Mazzini, quien en su página web muestra un desglose de los artistas que fueron más influyentes al tiempo que ofrece una amplia colección de portadas de discos de Yu-Mex. Algunos de los artistas más significativos del género en los años posteriores serían: Nikola Karovic, Slavko Perovic, Ljubomir Milic y Ana Milosavljevic, también conocida como “La Reina”.

Slavko Perovic uz Meksikanski Ansambl
Imagen extraída de la web de Mazzini
De Slavko Perovic, de nacionalidad serbia y seguramente la cara más representativa del género después de vender 1 millón de discos en un país de 16 millones de habitantes, nos queda una entrevista realizada para la BBC en septiembre de 2017 en la que expresa su amor por México y por el idioma. Según su testimonio, el fenómeno Yu-Mex fue algo que se extendió veloz a través de las radios locales ante la pasividad que mostraron hacia este tipo de música las emisoras nacionales, de tal modo que incluso llegó a encandilar a las altas esferas. Así, Perovic cuenta que llegó a actuar para Tito hasta en 102 ocasiones. "Los mexicanos son muy parecidos a los serbios. Como nosotros, son temperamentales. Cuando se ríen, ríen de verdad y cuando lloran, lloran de verdad", comentaba Slavko bajo unas palabras de lo más cautivador. 

El género Yu-mex entraría en declive a finales de los años 60 con la potente irrupción de otros tales como el popevke, el rock o el género narodnozavabna glasba (pop-folk, en el caso esloveno). No obstante, el alma de aquellas canciones extraídas del cine pareció dejar una huella que hoy en día es imborrable en muchos corazones, un auténtico fenómeno musical y cultural. Ahora ya solo queda sentarse, darle al play y maravillarse.



 

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