¿Crees que la música conceptual comenzó en el siglo XX con grupos como The Beatles o Pink Floyd? Podría ser así, pero nada más lejos de la realidad, y es que cuando se comenzó a acuñar el término de álbum conceptual allá por los sesenta, grandes figuras de la música como Beethoven ya nos habían mostrado en sus sinfonías un telón conceptual, en el que podemos escuchar una serie de leitmotivs que se repiten con variaciones, o que van apareciendo a lo largo de la pieza creando una atmósfera melódica muy característica.
Sin embargo, existen piezas no tan conocidas como el Winterreise de Franz Schubert, cuyo trasfondo conceptual está a la altura de esos discos que marcaron un antes y un después en el siglo XX como Sgt Peppers, The Wall o Tubular Bells, pero con más de un siglo de diferencia.
Basado en los poemas de Wilhelm Müller, se trata de un ciclo de lieder compuesto por veinticuatro piezas para piano y voz, en los cuales se cuenta la historia de un hombre que, dolido por un amor no correspondido, va expresando sus sentimientos y emociones a través de metáforas y referencias a la naturaleza mientras camina sin rumbo fijo entre el frío del invierno.
Toda esta expresión de sentimientos se va mostrando pieza tras pieza, en las que poco a poco se va sumergiendo en la oscuridad hasta llegar a la muerte, retratada como un organillero, siendo esta la única persona con la que se encuentra en su viaje.
Para representar estos pensamientos y sentimientos, Schubert emplea numerosos recursos musicales como abundantes cambios de tonalidad, usos metafóricos y el empleo de figuras retóricas para transmitir con la mayor fidelidad posible los poemas de Müller.
Se trata de un viaje en el que se muestra un crudo, oscuro y solitario invierno, pero también es un periplo interior muy sentimental del protagonista. El lamento, la nostalgia e incluso el deseo de morir por la pena son las expresiones principales de este ciclo, en el que destaca el tratamiento de temáticas como la mencionada muerte, la cual es vista como algo natural, como objeto de anhelo, tratándose musicalmente en tonalidades mayores, algo que resulta llamativo ya que es algo a lo que posiblemente no estemos acostumbrados.
Este tipo de detalles son los que marcan la diferencia, y es que Schubert consigue una “musicalización” asombrosa del ciclo de poemas, ya que transmite a la perfección los sentimientos que, tanto el protagonista de la historia como el poeta, pretenden transmitir.
Posiblemente, el por qué Schubert llegó a plasmar de manera tan efectiva los poemas de Müller es por sentirse él mismo identificado con ellos, ya que fueron piezas que compuso en sus últimos años de vida, en los que el músico era conocedor de su deteriorado estado de salud a causa de la Sífilis, lo que le llevó a morir con treinta y un años. Seguramente por esto se sumergiría en la soledad y en la oscuridad, algo que encaja perfectamente con el protagonista del Winterreise.
Así que, ahora que llega el calor, os invito a refrescaros y a acompañar al misterioso protagonista de este lieder a través de un viaje invernal tan profundo como melancólico, y es que como dijo uno de los grandes poetas de nuestro país: Caminante no hay camino, se hace camino al andar…
Recomendaciones:
- Ian Bostridge, Leif Ove Andsnes: Winterreise. EMI Classics (2000). Disponible en CD, Spotify, iTunes.
- Nathalie Stutzmann, Inger Södergren: Winterreise. Erato Records (2014). Disponible en CD, Spotify, iTunes.
- Jonas Kaufmann, Helmut Deutch: Winterreise. Sony Classical (2014). Disponible en CD, Spotify, Deezer, iTunes.
Álvaro Entrena
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