“The four seasons recomposed” por Max Richter: Il prete rosso deconstruido




El sábado 19 de mayo, la Sala de Cámara del Centro Cultural Miguel Delibes acogió la obra reescrita del compositor alemán sobre las cuatro estaciones del archiconocido compositor veneciano, Antonio Vivaldi. El auditorio estaba prácticamente repleto y llamaba la atención que entre los espectadores había un número interesante de niños.
El violín solista, Francisco Fullana (acompañado por el ensemble de cuerda de la OSCyL) es un músico mallorquín con una trayectoria consolidada. Posee una sólida formación y ha tocado bajo la batuta de Gustavo Dudamel, de Sir Colin Davis y de Alondra de la Parra entre otros. 
 The Four Seasons recomposed tiene un carácter claramente minimalista. El compositor crea grupos rítmicos cíclicos, prescinde de algunas figuraciones rítmicas que se van repitiendo como si de un loop se tratase y crea divisi en los violines y violas. De esta manera, Richter consigue una atmósfera más recargada, con unas texturas más ricas. Durante los primeros movimientos de la Primavera, esto resulta fresco, innovador e interesante, consigue una atmósfera casi etérea por el uso de armonías estancadas en los bajos y notas largas mientras que los divisi proporcionan movimiento pero a medida que pasa el concierto llega a resultar cargante para el oyente por sus continuas repeticiones casi literales. Vivaldi de por sí, es un compositor de una fuerza arrebatadora que no necesita condimentaciones.
Francisco Fullana demostró su gran capacidad y habilidad técnica, con un sonido limpio, cuidado y potente. Su mano izquierda, salvó extraordinariamente los pasajes virtuosísticos y su mano derecha dejó patente que domina a un alto nivel la técnica del arco. El ensemble de la OSCyL estuvo a la altura, aunque se echó en falta un número mayor de ensayos para corregir detalles de distribución de arcos, entradas y cierre de frases.
Así pues (salvando las distancias) podríamos comparar estas Cuatro Estaciones “recomposed” a la deconstrucción de la tortilla de patata de Ferran Adrià pues el concepto es prácticamente el mismo (“la deconstrucción consiste en utilizar y respetar armonías ya concebidas y conocidas, transformando la textura de los ingredientes, así como su forma y temperatura, manteniendo cada ingrediente, para incluso incrementar la intensidad de su sabor”), así como su resultado. Ambas obras son apetecibles pero para un momento puntual, de seguido es más probable que nos quedemos con nuestro pincho de tortilla de toda la vida y con el veneciano íntegro, sin grupos de figuraciones hipados y repetidos.
¿Y vosotros cuál preferís? Cuatro estaciones, RichterCuatro estaciones, Vivaldi
                                                                                                                                                     M.S.V 

Comentarios