FLOS MARIAE: un curioso ejemplo de creación de una identidad a través de la música

Flos Mariae es un grupo de siete hermanas que cantan para mostrar su devoción a la Virgen María y que, lejos de ser un referente musical, constituyen un icono reconocido en la cultura de los tesoros que pueden encontrarse en Internet.

Formaron el grupo en 2012, aunque sus primeras publicaciones se realizaron un par de años después. El motivo por el que decidieron unirse para cantar fue cumplir su promesa a la Virgen: si su madre superaba una operación y se curaba del cáncer que padecía, venerarían María y trasmitirían mensajes cristianos a través de la música.

El final de su trayectoria ha sido recientemente anunciado, tras comunicar que cuatro de las hermanas abandonaban el proyecto por razones todavía desconocidas. En estos años nos han dejado un total de seis discos, además de otros proyectos extramusicales como la línea de ropa Meyalayer.

Musicalmente, no destacan por una técnica vocal desarrollada ni por una habilidad compositiva impecable, pues sus canciones son, de manera generalizada, un conjunto de voces que no siempre encajan entre sí sobre una base instrumental repetitiva. Aunque sus producciones no destaquen por una gran calidad, esto no ha supuesto un impedimento para transmitir su mensaje, pues varios de sus videoclips cuentan con millones de reproducciones. Además, ellas mismas explicaron que no eran cantantes por vocación, y que su objetivo no era subir escalones en el mundo de la industria musical, por lo que sería absurdo contemplar los mismos parámetros que se estudian al hablar de grupos con propósitos económicos y/o artísticos.  

Resulta curioso pensar que, musicalmente, el rasgo distintivo que llama la atención del oyente es la mediocridad. Esto, lejos de suponer un impedimento para que sus canciones lleguen a una mayor cantidad de público, es una característica de la que puede obtenerse un beneficio mediático. Vivimos sumergidos en una búsqueda constante de entretenimiento y distracción, que con frecuencia se traduce en consumir manifestaciones creativas que carecen de una elaboración precisa y basada en una técnica desarrollada. La mediocridad se está convirtiendo en un atributo del que poder obtener un impacto y visibilidad mayores: ¿supone esto un cambio en las expectativas a la hora de consumir productos culturales? ¿Podría ser la ausencia de una calidad cuidada algo deseable en un proceso creativo?

Sus canciones forman parte de un conjunto de elementos que constituyen una identidad muy definida: son inconfundibles. Sus vídeos muestran a las protagonistas mirando directamente a la cámara, con extravagantes vestidos y poses rígidas. Es una puesta en escena que no pasa desapercibida, y que invita a dar click y a descubrir de qué se trata tal combinación. La consolidación de una imagen distinguible es uno de los propósitos de numerosos artistas, que pretenden mostrar su esencia y hacerla única. Si bien muchos lo consiguen, ya sea por el producto que ofrecen al público, por su manera de comportarse o por una determinada apariencia física, otros nunca terminan de completar esta difícil tarea.

En el caso de Flos Mariae, parece que han conseguido forjar un sello propio sin ni siquiera pretenderlo. Resulta curioso pensar la cantidad de referencias musicales que, sin ser canciones mostradas al mundo por motivos convencionales, serán recordadas por una gran cantidad de personas que simplemente se encontraban pasando el rato en alguna red social. 

https://www.youtube.com/watch?v=viQOBLF3AcY&ab_channel=FlosMariaeOficial 

Personalmente, las palabras “Como una loncha de queso en un sándwich preso” llevan habitando mi cabeza varios años, y estoy segura tanto de que serán muchos más como de que hay más gente que también las recordará. En conclusión, Flos Mariae es un curioso caso con un gran impacto, conseguido casi sin querer, al mostrar una identidad definida y unívoca y demostrando cómo, sin ofrecer un producto musical en el que prime la calidad, se puede generar una notable repercusión; no destaca por su virtuosidad, sino por su vistosidad.

Raquel Gómez Merino