Valladolid, 21-3-2024, Centro Cultural Miguel Delibes. Piezas líricas (Ørjan Matre). Concierto para piano n.º 2 en Sol menor, op. 16 (Serguéi Prokofiev). Sinfonía n.º 5 en Mi menor, op. 64 (Piotr Ilich Chaikovsky). Orquesta Sinfónica de Stavanger. Dirección musical: Andris Poga. Piano: Behzod Abduraimov.
La Orquesta Sinfónica de Stavanger, conformada por músicos de 23 nacionalidades distintas, destacada por su dedicación a las representaciones historicistas, junto con su director titular Andris Poga, trajeron al Miguel Delibes un repertorio de obras foráneas de entre las cuales destaca una selección de Piezas líricas de Ørjan Matre estrenadas por primera vez en España.
Matre es un compositor noruego reconocido y galardonado con múltiples premios como el Edvard Prize en la categoría contemporánea, el TONO en los Spellemannprisen Awards. Fue compositor residente para la Kristiansand Symphony Orchestra, y el titular de la Orquesta Sinfónica de Oslo. Sus obras se han tocado en diferentes eventos de carácter nacional e internacional.
Prokófiev fue compositor, director y pianista de nacionalidad rusa con gran impacto entre los compositores del siglo XX. Participando en diferentes géneros, como el ballet, la música de cámara, además de la orquestal, y el cine. Sus obras son caracterizadas por un gran virtuosismo y originalidad en sus melodías diatónicas.
Chaikovsky fue un compositor ruso del Romanticismo, partícipe en varios géneros como la música orquestal, la de cámara, y destacado por su repertorio en el ballet, con obras tan famosas como El Cascanueces o El Lago de los Cisnes.
La distribución de los instrumentistas destacó por la expresividad de los violinistas en las primeras filas, y en específico la performatividad de Emily Davis, además de un aprecio especial del público hacia la ejecutante de la celesta de las obras de Matre. Interpretada por Ida Mo Schanche, su desempeño en este instrumento llamativo para el público por su peculiaridad, propició una ejecución que produjo un sonido envolvente aparte de un buen empaste con el resto de la orquesta durante las piezas de Ørjan Matre.
La mitad de la primera parte terminó con la aparición del pianista Behzod Abduraimov cuya interpretación precisa y metódica lideró las exigentes obras de Prokófiev. Llamó la atención por su vigorosa actuación durante el resto del concierto. Fue destacable la intensidad por parte de las cuerdas, sobre las cuáles recayó gran parte de la expresividad emocional, estas, se afanaron en transmitir el sentimiento de las obras.
La audiencia pareció tener especial aprecio por las obras de Chaikovski, notorio por el atento silencio y la agradecida participación de los tres percusionistas en escena. Teniendo en cuenta el tipo de público fiel de este auditorio, no es de extrañar su preferencia por este tipo de obras. Concretamente el Valse Allegro Moderato de la Sinfonía nº5 supuso una gran masa auditiva que llenó la estancia, debido principalmente al ataque de las cuerdas y la participación de los vientos y la percusión más notoriamente.
Respecto al sonido, a pesar de la distribución de la sala, fue remarcada en la interpretación la precisión de violines y violas, presentando un gran nivel de sincronización, además de una envolvente participación de los vientos que no pasó desapercibida durante la segunda parte del concierto.
En cuanto al director Poga, mostró precisión al momento de encaminar estas piezas, con una forma de dirigir minuciosa y determinada.
Como forma de agradecimiento optó por referirse al público directamente con unas palabras de agradecimiento en inglés acompañadas de alguna broma, y la ejecución de hasta dos piezas sorpresa inesperadas, seguidas de una ritual ronda de aplausos por parte del público.
Alicia Duque Méndez
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